Los ganglios basales tienen una función muy importante en el control del movimiento. En concreto, las asas motoras, directa e indirecta, se encargan de regular la actividad preparatoria que precede al inicio del movimiento y de estimular o evitar los movimientos que suceden durante un programa motor.
Esto se consigue por un equilibrio entre ambas asas o bucles. Se denominan directa e indirecta, porque la primera tiene cinco conexiones o sinapsis (entre los núcleos de la base, el tálamo y la corteza), y la segunda presenta siete conexiones entre las estructuras mencionadas.
La corteza motora regula la activación de una u otra vía de acuerdo a los patrones motores que se van a llevar a cabo. El asa directa favorece la estimulación de la corteza motora suplementaria antes del inicio del movimiento y permite una activación somatotópica, es decir, activa los músculos que deben participar en un movimiento. Por otro lado, el asa indirecta inhibe a la corteza motora suplementaria, manteniendo no activos a los músculos que no están involucrados en un movimiento concreto.
- Conexiones del asa directa: corteza estimula receptores del asa directa del núcleo estriado que causa la inhibición del globo pálido interno, este al estar inhibido deja de inhibir al núcleo ventrolateral del tálamo, el cual mantiene la excitación sobre la corteza motora suplementaria.
- Conexiones del asa indirecta: corteza estimula receptores del asa indirecta del núcleo estriado causa la inhibición del globo pálido externo, este al estar inhibido, deja de inhibir al núcleo subtalámico, el cual excita al núcleo pálido interno, su activación produce la inhibición del núcleo ventrolateral del tálamo, que deja de activar a la corteza.
- Las eferencias de la corteza, del tálamo y del núcleo subtalámico son excitatorias (conexiones glutaminérgicas); mientras que, las eferencias del núcleo estriado y del globo pálido son inhibitorias (conexiones gabaérgicas).
Existe también un control por parte de la sustancia negra (vía dopaminérgica) que, de manera basal, favorece el movimiento, es decir, la vía nigroestriada estimula los receptores D1, que activan la vía directa, y los receptores D2, que inhiben la vía indirecta.
Cuando se producen desequilibrios entre ambas vías, suceden los trastornos. Ante la disminución de dopamina (Parkinson) se produce una desactivación parcial del asa directa junto a una menor inhibición del asa indirecta (hay mayor control inhibitorio por parte de vía), desencadenando manifestaciones clínicas como la bradicinesia.
Por el contrario, en el caso del Corea de Huntington, la presencia de discinesia se vincula al proceso degenerativo en las neuronas del estriado que afecta al asa motora indirecta y que conduce a un aumento de la actividad talamocortical y, en último término, a la aparición de movimientos involuntarios.
Takakusaki K. Functional Neuroanatomy for Posture and Gait Control. J Mov Disord. 2017 Jan;10(1):1-17