Esta es una pregunta muy importante en fisioterapia. ¿Somos capaces de equivocarnos? ¿Son nuestros pacientes capaces de cometer errores útiles para su aprendizaje? ¿Podemos aprovechar estos errores?
Estas cuestiones han sido resueltas por diferentes autores que han investigado el proceso de adaptación motora en diferentes tareas como el alcance, la marcha o los movimientos oculares.
La adaptación motora es la modificación de un movimiento a través de diferentes pruebas o intentos basándose en la retroalimentación. Este proceso, para considerarlo como tal, debe cumplir los siguientes criterios:
1- El movimiento debe retener su identidad inicial siendo una acción específica (por ejemplo, el alcance) pero cambia en términos de fuerza o de dirección.
2- El cambio o adpatación ocurre con la práctica y la repetición y sucede de manera gradual (en minutos o horas).
3- Una vez producida la adaptación, los individuos no retoman el patrón inicial de movimiento, el previo a la adaptación; sino que, mantienen unas secuelas o consecuencias («after-effects») en su movimiento y por tanto, deben «de-adaptar» su comportamiento motor a través de la práctica, de una manera gradual y con el objetivo de volver al movimiento original.
Esto es lo que sucede cuando, por ejemplo, nos prestan el ordenador de un compañero, pero nos encontramos con un ratón muy sensible que desplaza el cursor más rápido de lo que esperábamos. Esto nos lleva a experimentar dificultades e incongruencias en nuestro movimiento. Por suerte, nos lleva poco tiempo adaptarnos al nuevo ratón, ya que el cerebro ajusta y adapta el movimiento de nuestra a extremidad superior a la velocidad del nuevo ratón. Sin embargo, cuando volvemos a usar nuestro ratón habitual, presentamos temporalmente los ajustes adquiridos con el uso del ratón del compañero, y nos llevará un tiempo adaptarnos nuevamente a nuestro ratón.
Este proceso de continua calibración es posible gracias al Cerebelo y permite que el Sistema Nervioso Central pueda adaptar finitos patrones motores a incontables situaciones nuevas a través de pequeños ajustes.
¿Es importante que nuestros pacientes conserven esta capacidad de adaptación o de calibración? Evidentemente sí, porque a través de la práctica repetitiva basada en un proceso de adaptación y de-adaptación, ellos pueden aprender. Es decir, la adaptación motora puede transformarse en aprendizaje motor.
En este sentido, se ha demostrado que pacientes con daño cerebral, enfermedad de Párkinson u otros trastornos que dañan los ganglios basales, conservan esta capacidad de adaptación. Algo que no sucede cuando la lesión es cerebelosa.
La adaptación motora es fundamental para la flexibilidad del control motor humano. Este proceso permite calibrar el movimiento ante nuevas demandas y su conservación en los pacientes tiene mucha relevancia en fisioterapia pues se traduce en potencial de aprendizaje.
Referencias:
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